Surgió de un antiguo proyecto para unir redes y filosofía, se pregunta dónde está la justicia (si es que no ha dejado de correr) roza la política; por que no sabe darla un empujón, y tiene ese nombre por una circunstancia reciente a la fecha de publicación.







La rosa que no quise

   El tiempo y el espacio son las formas en las que dejo atrás un año. La sensibilidad, es la consecuencia que me queda de lo aprendido, lo vivido, y por qué no, de lo añorado.
No he dudado entre olvidar o esperar, nada es imposible para quien sabe esperar, y en alguna ocasión he dejado a un lado otro tipo de dudas que querían hacer inciertas mis vivencias. Me ha estado acompañando el humor, y me ha encantado pedirle que no me olvide, me seduce, me inquieta... ¿Cómo no le voy a echar de menos? mi sonrisa le necesita.
La música también ha formado parte en este año de mi buena existencia, me ha hablado de guitarras, de cuerdas, de vídeos, de conciertos, y me ha confesado que tiene familia por aquí, que se ha enamorado y desenamorado, y me ha contado sobre clases.
Con la Fórmula1, unida también a la música, he podido confirmar que el que hace puede equivocarse, pero el que no hace, ya se está equivocando. Ahora estoy segura de que la historia tiene que formar parte de nuestras vidas y ... de que la lluvia siempre regala algo. 
En este año me han dejado huella, frikis de confianza, locuras que son amigas y un fuerte apoyo, frases que están ahí cuando se las necesita y son un amor, relatos con buen sabor que me han invitado a ir a París, así como imágenes que me han enseñado mundo y me han quedado grabadas.
Escritores, poesía, periódicos, deportes, ciencia, política, cine, podcast... No sólo han llenado gratamente mi espacio, me han dejado un hueco y me han hecho crecer.
Me he encontrado con chicos y chicas de ayer, algún favorito que me envuelve con su magia, grupos entrañables, y la moda con sus mejores tendencias; besos y sonrisas.
He sido madrina de la realidad, una realidad a la que quiero mucho, madrina de la indecisión y la superación, que me han ayudado a sentirme más fuerte y han mejorado mi mundo. He formado parte de amistades atropelladas que te recuerdan ir en busca de un sueño.
Y lo más importante es, que despido el año habiendo conocido al anfitrión de esa sensibilidad que me ha quedado, y que no dejaré de pensar, en la rosa que no quise.

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